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Lo que son las cosas, los mejores modelos que he tenido (aclaro que me refiero a modelos femeninos), no han sido precisamente los más guapos y esculturales (aclaro también que tampoco he tenido demasiados, no me malinterpreten).
Lo cierto es que hay modelos que si bien rozan las alturas de la perfección física, me resultan insulsos. Tal vez sea por eso del “están verdes”, que decía la zorra al no poder hacerse con el racimo de uvas. A estas alturas de la vida ya no afirmo ni niego nada categóricamente. Pero lo cierto es que tales bellezas resultan ser autosuficientes, quiero decir que son un fin en sí mismo, no un medio a través del cual el artista pueda desarrollar un obra personal,.
Es más, en tales casos, la obra parece relegarse a un segundo plano o, como mucho, a la función de perpetuar dicha belleza. Ante tal panorama, comprenderán que no me sienta demasiado a gusto ante este tipo de modelos. Por supuesto, no estoy diciendo que prefiera modelos feos, o malformados.